Los activos alternativos no se escapan al impacto que la crisis sanitaria del COVID-19 ha generado en los mercados. Según el último informe de Preqin, todas las clases de activos alternativos (private equity, deuda privada, hedge funds, real estate privado, infraestructuras y recursos naturales) han sufrido, pero concluye que, a largo plazo, saldrán menos perjudicados que otros activos más tradicionales.
“Si nos basamos en datos anteriores, podemos esperar que ocurran tres cosas en el ámbito de los activos alternativos: un importante desaceleración para estos activos a corto plazo, una reanudación del interés por ellos a medio plazo y un rendimiento superior a los fondos de renta variable a largo plazo”, ha señalado Makr O’Hare, consejero delegado de Preqin.
En opinión de O’Hare, la caída del interés en esta clase de activos durante finales del primer trimestre de 2020 viene a confirmar su visión. “En general, es poco probable que COVID-19 modifique fundamentalmente la actitud de los inversores respecto de los activos alternativos, pero es muy posible que acelere algunas tendencias a largo plazo y modere otras», añade.
Según el último informe de la firma, basado en diversas encuestas realizadas a los gestores de fondos, el 59% de ellos reconocieron que ha reducido “ligeramente” o “significativamente” su intención de incluir activos alternativos en 2020. Tan solo el 9% de los encuestados reconoció que tiene pensado aumentar sus posiciones en esta clase de activos. Según las conclusiones del informe, los inversores y gestores no tienen pensado modificar a futuro su estrategia en alternativos, así lo reconoció el 63%. En cambio, “un 29% tiene pensado invertir más estos activos”, a largo plazo, señala el documento.
Tal y como indica O’Hare, esto supone que en 2020 se podría observar una “ralentización” de los activos alternativos. La principal razón que explica esta que los compromisos de los fondos alternativos se reduzcan es “la dificultad de completar todo el proceso de due diligence sin poder hacerse en reuniones presenciales”. La segunda razón que esgrime O’Hare es que muchos de los inversores están posponiendo sus planes y en tercer lugar es que los inversores están revalorando cuáles son los sectores que más atractivo tienen en este nuevo contexto.
“Creo que tanto los inversores individuales como los grupales confían en que los activos alternativos se van a adaptar al entorno del COVID-19 y emerger con más fortaleza”, añade el CEO de Preqin en el informe.
Visión por activos
El informe de Preqin también realiza una aproximación por cada tipo de activo alternativo. Por ejemplo, en el caso del capital riesgo señala que las firmas tiene casi 1,5 billones de dólares disponibles para capturar posibles oportunidades en el contexto actual. Sin embargo, advierte, “a corto plazo, las medidas de distanciamiento social dificulta que se puedan cerrar tratos”. Entre los sectores que más afectados se verán por el contexto actual son la venta directa al consumidor, el lujo y el ocio, en cambio las cadenas de supermercados se están viendo favorecidas. Igualmente, entre las áreas con mayor potencial de crecimiento están los sectores no cíclicos y además las tecnologías digitales, la salud y todo lo relacionado con el teletrabajo.
Donde también considera el informe que puede haber una oportunidad relevante para los inversores es en los activos de real estate relacionadas con la logística, por el aumento del consumo online y por cómo el COVID-19 ha venido a acelerar un cambio en los hábitos de consumo que requerirá mayores espacios para el almacenamiento.
Respecto a la deuda privada, el informe de Preqin apunta que esta industria se modernizó tras la crisis financiera de 2008 y considera que en 2020 podría ocurrir lo mismo, y el mercado de deuda privada madurará y se sofisticará. “En interés por la deuda privada con más riesgo aumentó durante el primer trimestre del año, mientras que los préstamos directos perdieron interés ante el gran obstáculo que supone el COVI-19”, afirma en sus conclusiones.
Artículo extraído de Fund society